Desde
que desperté de esa pesadilla, el remordimiento se había apoderado de mi mente
y no me había dejado pensar en otra cosa.
—¿Estás bien, Charlotte? Desde que te
despertarte de ese sueño estás muy ausente y pálida.
—Era
una pesadilla, Helena —la corregí—. Estoy
bien. Y no tiene la menor importancia. —mentí.
Sí que
tenía importancia. Y mucha. Solo pensar que al quitarle la piedra a Sam moriría
ya hacía que mi cuerpo sintiera un pequeño escalofrío.
Pero, ¿y
si solo fuera una pesadilla? ¿Significaría eso, que Sam no tendría que morir?
Me
alegré que Helena no me hubiera preguntado qué pasaba en la pesadilla. Sería
difícil de explicar, o mejor dicho, sería difícil encontrar una mentira
creíble.
—Sea una pesadilla o un sueño, me tienes
preocupada. No has atendido a ninguna de las clases que llevamos y son las más
importantes. Sabes que tienes que atender, sobre todo este trimestre porque…
Cuando
Helena se ponía a charlar o a discutir lo mejor era desconectar y dejarla sola
hablando. Suena un poco duro pero tengo cosas más importantes de qué
preocuparme que de atender a Helena con sus reprimendas.
Cuando
llegamos a las taquillas para cambiar lo libros, Helena ya había acabado de
sermonearme.
—¿Lo has entendido? En este trimestre te lo
juegas todo, Charlotte. Y seguro que no quieres estudiar en verano…
Yo
seguía intentado quitar el candado que parecía que se había quedado pillado.
Pero yo seguía en mi mundo.
—¿Me estás escuchando? —me preguntó
Yo
asentí con un leve movimiento de cabeza, lo que ella tomó como un
<<no>>
—Buenos días, chicas. —Nos saludó Daniel, mientras nos agarraba a
las dos por los hombros— Esta
tarde hemos quedado para ir a la playa, ¿os apuntáis?
—Claro, las dos iremos. —respondió muy alegre Helena, y además lo hizo
por mí— A las
dos nos hace falta tomas un poco el sol, ¿verdad?
Pero yo
tenía la mirada puesta en otra parte. Al final del pasillo, en las últimas
taquillas, se encontraba Sam que al parecer se encontraba en una discusión con
Diana, su novia.
—¿Charlotte? —Helena me agarró del brazo para llamar mi
atención.
—¿Qué?
—¿Qué si quieres venir esta tarde a la playa? —pasé la mirada de Helena a Daniel, quién me
dejó ver una pequeña sonrisa.
—¿Sam va a venir? —pregunté sin darme cuenta.
—¿Sam? Pues no sé, pero no te preocupes yo lo
convenzo. —me
prometió Daniel— Adiós,
chicas. Toca biología.
Y justo
por mi espalda pasó Sam, quien agarró a Daniel del hombro y lo llevó por los
pasillos hasta la próxima clase, dejándonos solas delante de las taquillas.
—¡Esta tarde, playa! —chilló Helena y se fue contenta hacía el aula
de música.
Cuando
fui a seguirla me di cuenta que en todo ese tiempo yo no había quitado el
candado y ni siquiera había cambiado los libros. Me reí sola, quité el candado,
cambié los libros y me dispuse a llegar tarde a la próxima clase.
♥♥
El
último timbre por fin sonó y pude recoger mis cosas e irme a casa.
—Las playas de aquí son geniales. El sol quema
mucho pero se soluciona con un poco de crema, pero ahora no me acuerdo si tengo
en casa o hay que comprar…
—Perdón que os interrumpa, chicas, —Sam había aparecido detrás de nosotras y nos
sonreía— pero me
gustaría acompañar a Charlotte a casa y así poder hablar con ella.
—Eh, bueno, vale pero la quiero de vuelta que
tenemos que prepararnos para esta tarde. —Helena
se adelantó hasta quedar justo al lado de Daniel, quién la recibió con un beso.
—No te preocupes, la traeré sana y salva. —gritó Sam al tiempo de ver a Helena levantar
el pulgar y a Daniel girando la cabeza para mirarnos. De su rostro apareció una
risita pícara y siguió su camino con Helena.
Estuvimos
un tiempo en silencio, pero fue el primero quien lo rompió.
—¿Así que esta tarde vais a la playa? —preguntó.
—Ajá.
—Te va a gustar, las playas de aquí son
preciosas y sobre todo cuando llega el atardecer.
—Que romántico… —dejé caer.
—Sí que lo es, pero es romántico cuando tienes
a alguien para compartirlo. —su voz
había sonado un poco triste.
¿Qué
habría pasado con Diana? Sé que esta mañana discutieron pero no se ha corrido
el rumor por clase de que hubieran terminado.
—Tú seguro que no tienes problemas.
—No te entiendo.
—Bueno… eh, tienes a Diana para compartirlo. —me atreví a decir, no sin ponerme colorada.
¿Por qué me pondría colorada ahora?
—Ah, era eso. Bueno, vas a ser la primera en
saberlo pero Diana y yo lo hemos dejado. —su voz
ahora no sonaba triste había como un pequeño tono de…¿satisfacción?
—Oh, lo siento.
—No lo sientas. Te odiaba. —confesó
<<Ya
lo sabía. No hacía falta ser muy lista para saberlo.>> pensé
—Apenas la conocía. —murmuré
—Es su forma de ser. Toda chica a la que me
acercaba, chica a la que ella ponía en la lista negra. Era muy celosa. —rió
—Ya veo. Y ahora estás soltero y entero.
Soltó
una carcajada y me miró.
—¿Sabes? Me gustas…. —empezó a decir.
—¿¡Qué!? —grité
sorprendida. Qué directo. Acaba de terminar una relación.
Volvió a
reírse pero esta vez lo hizo más fuerte y sonoro.
—No he terminado la frase, Charlotte. Me
gustas como amiga, por lo directa y sincera que eres. —dijo sin parar de reír.
—Oh, mmm… ¿gracias? —Y volvimos a quedar en silencio. Aquellas
frases habían hecho que se creara incomodidad entre los dos.
Después
de andar en silencio, divisé en la esquina la casa de Helena. Y él fue quien
volvió a romper ese silencio incómodo.
—Ya hemos llegado y creo que estás entera, así
que no me preocupo por Helena y su charla.
—Helena y sus famosas charlas… Al parecer las
conoce todo el mundo.
—Sí, son muy famosas. Bueno, Charlotte, ya nos
veremos. —se
despidió con un beso en la mejilla y se encaminó por la misma ruta que habíamos
llegado.
—¡SAM! —grité
—¿SI?
—¿IRÁS A LA PLAYA ESTA TARDE?
—AHORA QUE ESTOY SOLTERO PUEDO DEDICARLE
TIEMPO A OTRAS COSAS, ¿NO?
—¿ESO SIGNIFICA QUE VENDRÁS? —seguí gritando para que pudiera escucharme.
—SÍ, CHARLOTTE, IRÉ.
Y
nuestra corta conversación a gritos acabó ahí. En mi rostro apareció una
pequeña sonrisa.
Miré al
cielo y cuando iba a entrar en la casa vi que Helena me observaba desde
la ventana de su habitación y me lanzaba una mirada de: <<Tienes mucho que
contarme, querida.>>
Y entré dentro.
Si es que tu historia se vuelve más interesante :)
ResponderEliminarBesos!
Parece que el obstáculo desapareción con una facilidad inesperada xD. Pero bueno, mejor eso a que Harmonía tenga que pelearla xD. Hm... desde ya me suena mal que ella se haya sonrojado. Espero que no se enamore demasiado... y espero que le pregunte a Afrodita sobre el efecto de cuando se le quite a alguien la piedra.
ResponderEliminarTenés una historia atractiva, interesante <3. Espero leerte pronto.
Hola! me encanta tu blog, y me gustaría enlazarlo, pero no sé como. ¿te moestaría explicarme? es que yo soy nueva en esto de los blogs.
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